domingo, 16 de marzo de 2008

Carta de un desahuciado

Ni aunque viviera mil años podría agradeceros la paciencia, el respeto y el compañerismo que me demostráis y, desde aquí, os reconozco que ya he empezado a abusar de egoísmo y de inmovilidad.

Sabéis de lo que hablo y a quién os hablo. Y es lo que siento y es lo que soy, y no lo voy a esconder. Sólo espero que sepáis comprenderlo.

Últimamente voy dando bandazos como un borracho y no lo niego, pues lo que queda de mi está intentando reconstruirse en muy poco tiempo, y en una época de mi vida en la que no puedo agarrarme a algo sólido que no sean vuestros hombros.

Pero es que, ¿cómo queréis que os diga qué me pasa o cómo me siento, cuando ni yo mismo lo sé? Toda acción tiene una reacción, ¿no?, pues mi problema es que no se qué causa, qué suceso, qué me llevado a esta situación. Necesito ese por qué para poder explicároslo y, hasta que llegue ese momento, puede que solo veáis ojeras, lágrimas y miradas a la nada.

No me querrán
Ni los gusanos
Porque en vida
Ya estoy muerto

Sólo sé deciros que llevo un par de asquerosas semanas de picos emocionales. Tan pronto estoy rozando la claridad del que sabe que todos los males tienen solución, como me hundo de nuevo entre unas sombras que destruyen mi autoestima: ¿seré yo?, ¿de verdad me lo merezco?, ¿qué mierda está pasando con mi vida?... como un suicida sentado en los raíles del tren, como un desahuciado en la entrada de lo que antes era su casa.

Ojo, por favor, creedme, soy YO el primero en querer superarlo, soy el primero en saber la regla de oro: Autocompasión = Autodestrucción. Pero no sé, son ideas que rondan aún mi cabeza y pese a mis esfuerzos por esconderlas en el fondo, en ese rinconcito reservado para la vergüenza y el desánimo, no puedo evitar que me asalten en los momentos en que me encuentro más débil. Son situaciones en las que, rozando la histeria, parece que me agarro a lo que ya he perdido, y en otras sobrepaso en mi imaginación lo que realmente soy (incluso Jesús se sorprendió). Y no creo que sea nada bueno.

No sé si lo que necesito es ayuda, cambiar de aires (lo hice ya en el pasado y puede que aún me pese), conocer gente nueva, buscar algún curro o, simplemente, como lo que no soy: tragar y seguir adelante.

Solo me queda repetiros… gracias infinitas por estar ahí, por una palmada en la espalda, por un apretón de manos, por un chiste, por todo.

Nos vemos en los bares.

Speirs.

No hay comentarios: