miércoles, 14 de mayo de 2008

Mi propio ejercito

Si yo digo “uno”, mil acudirán a mí…

Sentir la llamada en la hora de la duda, acudir en derredor del héroe de turno para una última resistencia, apiñarse y dejarse conducir, en una marea ciega y destructora, hacia la muerte, hacia la liberación del dolor, hacia lo único que queda.

Dejar de pensar por uno mismo. Empezar a pensar como un grupo, como una unidad, como un ser cuyo objetivo es la devastación, la locura del odio y el orgullo.

Eso es desear un ejército propio, un puñado de ángeles, de servidores embutidos en sprit de corps, que estarán ahí, detrás de ti, para protegerte, con los ojos encendidos por la cólera, esperando la señal…

Hasta los más viejos escritos la recogieron entre sus cantos:

“Mi nombre es Legión; pues somos muchos”

Mc 5:9

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ten por seguro que acudiremos...

-Legión-

Anónimo dijo...

Gracias!!