Piso nuevo, algo que parece remontar la mala racha, un acantilado de ilusiones esperando que aquella pequeña piedra comience el derrumbe, la burrocracia iterada, un gato de algodón con el perfume del amor, lo irreversible comiéndome la cabeza, un trabajo solitario... vamos, demasiadas anécdotas desde el viaje a Barcelona. Demasiadas como para poder contarlas aquí.
Y encontrar de nuevo ese resquicio por el que espiarte sin que tú te des cuenta...